Dentro de las actividades industriales, la construcción es la mayor
consumidora, junto con la industria asociada, de recursos naturales y
una de las principales causantes de la contaminación atmosférica. Por lo
tanto, la aplicación de criterios de construcción sostenible de los
edificios se hace imprescindible para el respeto del medio ambiente y el
desarrollo de las sociedades actuales y futuras. Los edificios consumen
entre el 20 y el 50% de los recursos físicos según su entorno, siendo
la obra pública la que más materiales consume. Así, se calcula que por
cada metro cuadrado de edificio construido, se gastan aproximadamente
casi tres toneladas de materiale.
En el apartado del consumo energético, hay que señalar
que la actividad de construcción como tal no consume mucha energía en
comparación con otras actividades humanas. Sin embargo, la consecución y
procesamiento de los materiales de construcción y la utilización diaria
de edificios e infraestructuras constituye de manera indirecta una de
las actividades humanas más intensivas en consumo energético. En este
sentido, el hecho de que los edificios sean los responsables de
aproximadamente el 50% de energía utilizada, les convierte en uno de los
principales causantes de las emisiones contaminantes a la atmósfera.
Cerca del 60 por ciento de los residuos no industriales está compuesto
por desechos relacionados con la construcción y la demolición, que
alcanzan la cantidad de 136 millones de toneladas anuales. El 48 por
ciento de estos desechos provienen de residuos de demolición, el 44 por
ciento de obras de renovación y el 8 por ciento de construcciones
nuevas.


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